Así invade el Fracking. Primera entrega

“La Lucha en la Calle” recorrió instalaciones de Fracking en Allen junto a militantes ambientales de la zona para registrar sus consecuencias. Presentamos en tres entregas los efectos sobre nuestros bienes comunes de esta faceta del extractivismo.

 
El Fracking es una técnica de explotación de gas y petróleo mucho más violenta y nociva de lo que ya son los métodos convencionales. Sus perjuicios no se limitan al ambiente –suficientemente drásticos–, su irrupción también destruye las condiciones productivas, sociales y económicas de la población, imponiendo un escenario profundamente más desigual del ya existente. 

Allen es una localidad de la provincia de Río Negro, localizada en el Alto Valle que padece desde 2011 las irreparables consecuencias de este tipo de extracción, en todos los aspectos. Sin dudas que los efectos más visibles de la explotación –sobre todo los más inmediatos– son producidos por las torres de perforación y los pozos. 

El proceso empieza con la disposición de una “locación”, que es la preparación de un terreno generalmente de una hectárea de superficie y supone el vaciamiento total del lote como la nivelación con material calcáreo de la superficie. Las “locaciones” en Allen suelen elegir la zona de quintas, tradicionalmente aprovechadas para la producción frutihortícola que caracteriza a la región. Por tal motivo, muchos juzgan al Fracking como el “tiro de gracia de la actividad”. Muchos propietarios desmontan quintas especulando con un contrato, o lo negocian a espaldas de los vecinos, sean poblado o sean productores como ellos mismos. De allí que, a simple vista, hay más locaciones que explotaciones, muchos desmontes no prosperaron en pozo y mucha producción cae por ser lindera a un pozo. 

Luego, las empresas petroleras instalan torres de perforación que trabajan durante meses en la fractura subterránea, trepaneando el subsuelo por miles de metros, fracturando la roca, detonando explosivos e inyectando centenares de químicos para luego extraer el gas y/o el petróleo no convencional. Con el gas y el petróleo, el fracking se lleva agua (cada pozo ocupa 30 millones de litros de agua dulce), aire, suelo y la salud de los pobladores. Situaciones como explosiones, pérdidas, derrames,“sprays” son cotidianos durante el proceso de perforación. Los mismos ingenieros afirman que el Fracking es experimental.

Tras la perforación, la empresa desarma la torre e instala en el pozo una llave de color rojo que suelen llamar “árbol de navidad”, así la conectan con la red. De todos modos, el drama no se va con las torres, el campamento puede volver a hacer más perforaciones en la misma locación. Pero lo más grave es que la fractura realizada por la torre sigue actuando, el gas, el petróleo o los químicos contaminan las napas de agua dulce.

Recorrimos instalaciones con Lidia y Juan, dos militantes defensores de los bienes comunes, ellos integran la Asamblea Permanente del Comahue por el Agua que organiza acciones junto a la Seccional Allen del sindicato docente UNTER. 

Una parada obligada es el pozo 166, uno de los ejemplos más evidentes pues está situado a pocos metros de la Ruta Nacional N° 22 que une General Roca (que debemos llamar “Fiske Menuco”, en honor a nuestra historia profunda) y Neuquén –se la puede ver desde allí– y es lindera a un lago natural que evidencia visiblemente las consecuencias de la perforación.

A pocos metros viven los Jaramillo, una pareja y tres gurisas. Esta familia da testimonio de lo que significa ser repentinos vecinos de una torre de fracking: su hogar padece las vibraciones de la perforación, el ruido incesante vuelve imposible cualquier convivencia y, de pronto, todos sus miembros dan cuenta de patologías y síntomas que no existían antes de la locación: convulsiones, problemas respiratorios y renales. Adrián Jaramillo nos mostró las fisuras en su casa y cómo vibra el techo de zinc cuando la torre está en funcionamiento. 

El fracking es el “manotazo de ahogado” de las multinacionales hidrocarburíferas y lo realizan a costa de nuestra vida, de nuestra salud, de nuestra soberanía y libertad como pueblo. Ciudades como Allen son la “tierra de sacrificio” en Argentina, lo que allí ocurre debe ser conocido por todos los argentinos como también la ejemplar experiencia de lucha construidas por sus pobladores. 

En la próxima entrega conoceremos el caso de un derrame sobre uno de los valiosísimos arroyos de Allen que ocurrió el 3 de diciembre y la empresa aun no puede controlar y visitaremos la Chacra 51, la locación donde el Fracking hincó sus garras por primera vez en Allen.


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