En la noche del 16 de septiembre, grupos de tareas pertenecientes a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, llevaron adelante en la ciudad de La Plata el rapto de un conjunto de adolescentes que participaban activamente en los centros de estudiantes secundarios de esa ciudad.

 

Estos secuestros ya habían empezado el 8 de septiembre y continuarían hasta el día 21 del mismo mes. Fueron arrancados de sus vidas los estudiantes Francisco López Muntaner, Horacio Ungaro, Claudio de Acha, María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Daniel Racero, Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler y sólo cuatro de ellos sobrevivieron a esa pesadilla.

 

Tenían entre 16 y 19 años y su testimonio fue clave para visibilizar los niveles de perversión del terrorismo de Estado argentino. Como en tantas otras ocasiones, las víctimas de estos crímenes sufrieron ataques de todo tipo, fueron acusados, revictimizados y ninguneados.

 

Los testimonios de los sobrevivientes como los vertidos en el Juicio a las Juntas no sólo echaron verdad sobre “La noche de los lápices”, también aportaron datos sobre el sistema de centros montado por la represión estatal y otros estudiantes secuestrados y detenidos, como los adolescentes bahienses de la Escuela Técnica N° 1.

 

“La Noche de los lápices” constituye otro oscuro momento de nuestra historia reciente, que debe estar cada vez más presente en nosotros como pueblo, para que no se repita, para que los responsables de acciones como estas sean castigados y para no olvidar la valentía que caracteriza a nuestra juventud.

 

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