La Convención consta de 54 artículos, fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y entró en vigor en 1990.  Es el primer instrumento jurídicamente vinculante que reconoce a los niños y niñas como titulares de sus propios derechos y el tratado internacional de Derechos Humanos que más apoyo de los países ha tenido, sólo los EEUU y Sudán del Sur no lo han ratificado hasta el momento.

Francesco Tonucci destaca lo desconocida que es la Convención por todos, particularmente por académicos vinculados a la niñez, docentes y periodistas. Según él, el tratado considera “que la educación tiene como principal objetivo el desarrollo de las capacidades humanas hasta el máximo nivel posible. Esto significa que la escuela no debería estar preocupada de conseguir que los alumnos aprendan lo que está previsto en los programas de estudio sino que cada uno pueda desarrollar sus vocaciones. Esto cambia totalmente el sentido.”

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