Desde las 11 de la mañana en la calle Eva Perón 1074 de Ensenada, Buenos Aires, se dieron cita familiares, amigos, vecinos, compañeros, miembros de agrupaciones de DDHH y ciudadanos para descubrir las Baldosas de la Memoria que señalan el lugar donde vivieron José Bianconi Gómez, Rafael Calelli Rodríguez, Raúl Fantino Canavero y Eduardo Garnier Díaz.

 

Nuestra compañera de Concepción del Uruguay, Silvia Garnier, hermana de Eduardo “la vieja” Garnier Díaz -uno de los habitantes de la vivienda señalizada- estuvo presente en el emotivo momento, acompañada también por quien fuera Secretaria de DDHH de AGMER Central, Mónica “Cachi” Amoz y Adriana Julia Garnier, Nieta recuperada 126, hija de Eduardo y Violeta Ortolani.

 

“Cuando uno no tiene un lugar, una tumba, estos lugares, estas baldosas, significan mucho”, dijo la hija de un desaparecido cuando se comenzaron a colocar estas baldosas, cuando comenzaba este proyecto. La emoción de Silvia, Adriana, Cachi y todos los presentes en Ensenada lo ratifica. La construcción de Memoria se consolida día a día y paso a paso, y quienes no cesamos en la búsqueda de Memoria, Verdad, Justicia, en la búsqueda de cada desaparecido y desaparecida, en la lucha por encontrar hasta el último nieto y nieta apropiados, sabemos que en cada Baldosa por la Memoria se cimienta un poco más el camino.

 

Las baldosas

El proyecto “Baldosas por la Memoria” surge en el año 2012 con la idea de visibilizar la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado en los barrios y dejar una marca urbana que trascienda las generaciones.

 

La confección se realiza en forma colectiva, y en cada una de las baldosas se suman vidrios y mosaicos cortados en diferentes tamaños y coloraciones o pequeños objetos vinculados a la persona que es recordada. También se inscribe su nombre, la fecha de desaparición y una leyenda que indica que fueron víctimas del terrorismo de Estado. Se emplazan en los lugares donde vivieron, trabajaron, estudiaron, militaron, fueron secuestrados y/o asesinados.

 

Edgardo y Violeta

Violeta Graciela Ortolani nació en la Ciudad de Buenos Aires el 11 de octubre de 1953. Era charlatana y vivaz. Se fue a estudiar a La Plata Ingeniería Química y obtuvo una beca. También trabajaba como mucama en el Hospital de Niños. Comenzó su militancia política en la facultad.

Edgardo Roberto Garnier nació el 7 de agosto de 1955 en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos. Fue a la escuela N° 1 Nicolás Avellaneda y era excelente alumno. Era hincha de Independiente. Era juicioso y callado. Se mudó a la ciudad de La Plata para estudiar Ingeniería Electromecánica.

 

La pareja militó en el “Frente de Agrupaciones Eva Perón”, Edgardo también militó en la JP y Violeta en la JUP. Luego, ambos formaron parte de Montoneros. Sus compañeros la llamaban "La Viole" y, a él, "La Vieja Bordolino" o "El Chueco".

Durante sus estudios y militancia, Edgardo y Violeta vivieron en Ensenada en la misma casa que otros compañeros estudiantes de ingeniería, entre ellos Marita Aiub y Rafael Caielli, también desaparecidos junto con su hijo, a quien seguimos buscando.

 

En esa casa habían puesto un taller de reparaciones eléctricas que se llamaba “El pollo eléctrico”. Y en el fondo tenían una huerta.

 

Violeta fue secuestrada el 14 de diciembre de 1976 en el Barrio La Granja de La Plata, con un embarazo de 8 meses. Desde entonces, Edgardo buscó por cielo y tierra a su mujer y luego regresó a su pueblo en Entre Ríos. Cerca de la fecha probable de parto, emprendió nuevamente la búsqueda. Se despidió diciendo que iba a buscar a su hijo y, al poco tiempo, el 8 de febrero de 1977, en La Plata, él también fue secuestrado.

 

Desde entonces, su familia continuó la búsqueda y fue una de las primeras en hacer la denuncia en Abuelas de Plaza de Mayo. El 4 de diciembre de 2017 esta organización anunció la restitución de la Nieta número 126: Adriana Julia Garnier Ortolani, hija de Eduardo y Violeta, quienes continúan desaparecidos.

 

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