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Para que escuchen los que gobiernan y que no pase nunca más

El documental “Escuela bomba. Dolor y lucha en Moreno” que aborda la explosión que sucedió en la Escuela N°49 de dicha localidad de Buenos Aires y que se cobró la vida de la vicedirectora Sandra Calamano y del auxiliar Rubén Rodríguez, se presentó en la tarde de este martes en Paraná. Realizado por el Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján, este material aborda el hecho pero también el contexto de lucha que sostuvieron y sostienen los Trabajadores de la Educación por condiciones dignas de enseñar y aprender.

 

La Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, el Observatorio de Políticas Educativas y AGMER invitaron este martes 10 de septiembre a la proyección del documental “Escuela Bomba. Dolor y lucha en Moreno” realizado por el Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján y dirigido por Juan Mascaro.

 

El encuentro se dio en el auditorio “Rodolfo Walsh” de la FCE, con presencia de docentes, estudiantes y público en general, quienes, luego de la proyección, intercambiaron palabras con realizadores del documental, miembros de la Universidad y de la Comisión Directiva Central de AGMER.

 

 

El documental como herramienta política y de lucha

“Me llamó una amiga y no se animó a decirme lo que había pasado. Solo le salió pedirme que viniera para la escuela. Pero yo supuse todo en seguida. Iba caminando y pensaba… si no fue Rubén fue alguien de la escuela… un profe, un niño… Podría haber sido cualquiera. Como fue Rubén podría haber sido cualquiera” narra frente a la cámara la esposa de Rubén Rodríguez, auxiliar docente que la mañana del jueves 02 de agosto murió en la Escuela Nº 49 “Nicolás Avellaneda” de Moreno, provincia de Buenos Aires, junto a quien era la directora de la institución, Sandra Calamano, producto de la explosión de una estufa, falla que había sido denunciada hasta el hartazgo ante la Dirección Provincial de Infraestructura Escolar.

 

Escuela Bomba narra los pormenores de este episodio, de sus consecuencias inmediatas, pero, sobre todo, relata un clima de situación que venía de antes y que se prolonga en el tiempo: el abandono y la desidia enquistados en una infraestructura escolar colapsada, víctima de la desinversión. Un abandono y desidias, lisa y llanamente, asesinos.

 

Lo que el documental deja ver es, por un lado, la respuesta de la comunidad educativa del Nicolás Avellaneda junto a padres y vecinos para reclamar justicia por Sandra y Rubén. Expone un año de luchas, de insistencia con tesón, de plena conciencia de no volver a las aulas hasta que no estuvieran resueltos por completo los problemas de infraestructura de la escuela. “Fueron tres meses de dar clases en las veredas, de asambleas y sostener la lucha”, narra un docente entrevistado. A su lado, una madre enfatiza: “tengo que pelear por los derechos de mis hijos, porque la escuela es pública, y si es pública hay un responsable que debe dar respuestas por lo que pasó y debe garantizarme que mis chicos se puedan educar sin estar en riesgo”.  

 

Por otro lado, se desnudan también los aprietes, la negligencia, los vericuetos con los que un Estado responsable intentó siempre tapar el sol con un dedo: amenazas a las docentes que sostenían las ollas populares por el cierre de los comedores, zancadillas legales para decir que la escuela se encontraba “en un estado de asegurabilidad”, cuando no daban las condiciones de “habitabilidad”, presiones para que volvieran a las aulas… unas aulas que seguían siendo una trampa mortal como lo fueron para Sandra y Rubén.

 

“Pusimos tanto para curar la escuela que cuando por fin volvimos los que seguimos con la herida abierta somos nosotros”, manifiesta una docente con lágrimas en los ojos. Y es que saben ellos y sabemos todos que la herida de la deuda con la Escuela Pública sigue abierta. En Moreno y de Usuahia a la Quiaca. Y en Entre Ríos también.

 

Universidad y Escuela Pública. Siempre

Ana Delaloye, Secretaria de Educación de AGMER Central, fue quien se dirigió a los presentes en representación del sindicato. “No es un día cualquiera este, hoy, 10 de septiembre, es el día del auxiliar de educación como lo era Rubén; mañana, 11, es el día de maestros y maestras, como lo era Sandra. Miro el documental y veo los lugares que ambos transitaron y son los mismos que recorremos día a día acá, en nuestra provincia. Y sus luchas también son nuestras. Son y fueron: Ley de Financiamiento Educativo, paritarias, infraestructura escolar, perfeccionamiento docente en servicio gratuito, comedores, transporte… Perdimos en nuestra provincia al docente Aldo Geminiani por las mismas desidias por las que perdimos a Sandra y Rubén en Buenos Aires. Perdieron la vida por y con sus gurises y esos dolores nos unen, porque nos une el caminar y caminar juntos desde hace años en las calles en defensa de la Escuela Pública. En defensa de un proyecto de país que nos incluya a todos”.

 

Delaloye destacó la importancia de la presentación de este documental, que salta todos los cercos que se le impusieron, que circula sin pausa desde su presentación, la cual, habiendo cumplido todos los requisitos formales iba a tener estreno con fecha establecida por el INCAA para el 1 de agosto de este año y fue cancelada por dicho organismo. “La película no fue producida por nosotros”, argumentaron (siendo que, por lo menos, diez películas se estrenaron sin subsidio oficial). Eso no importó a sus realizadores, que la presentaron igual ese día, en el mismo cine que se había acordado… pero en la vereda. Más de mil personas asistieron y el resultado, contrario a lo que desde el Estado se esperaba, se sigue repitiendo cada vez que el documental se presenta y difunde, tal como sucedió en Paraná. “Gracias por venir a mostrar lo que intentaron no mostrarnos. Nos enteramos igual”, dijeron desde el público, y no hubo nada que objetar al respecto.

 

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