Lucía Ibarra Bouzada: “El litigio climático lo presentamos junto a niños y niñas, porque es a ellos y ellas a quienes se les está destruyendo este ecosistema tan importante”

La segunda charla de las novenas Jornadas por la Libertad de los Ríos contó con la presencia de Lucía Ibarra Bouzada, licenciada en Saneamiento Ambiental e integrante del Foro Ecologista de Paraná, quien narró, con el detalle que el tiempo le permitió, pero con mucha rigurosidad, los recorridos de dos de las luchas más trascendentes de las muchas que han llevado adelante: la protección de los humedales del Delta del Paraná y las escuelas fumigadas en nuestra provincia.

 

Las novenas Jornadas por la Libertad de los Ríos se llevaron a cabo este año de forma virtual, con dos charlas que se realizaron por la mañana y la tarde del pasado viernes 25 de septiembre. “Conocer, defender y transformar en comunidad” se denominó el espacio de la tarde, en el que la segunda disertante fue Lucía Ibarra Bouzada. Licenciada en Saneamiento Ambiental y becaria del CONICET, Lucía también es presidenta del Foro Ecologista de Paraná, organización ambiental local que es parte de la Red Nacional de Acción Ecologista.

 

Luego de agradecer la invitación, Lucía señaló que este año se cumplen 23 años de la Ley Antirrepresas y que el Foro Ecologista nació a partir de esa lucha contra el proyecto de Paraná Medio, “son entonces más de 23 años de lucha que venimos llevando a cabo, siempre acompañados, y en tantas situaciones... las termas, el parque nuevo… son muchos años”, rememoró, retomando algo que ya se había señalado anteriormente: “muchas veces nos han dicho esto que se dijo antes acá: ‘esto está todo cerrado, cocinado, no hay nada que hacer’, ‘no luchen porque esto se va a hacer igual’ y siempre, en todos los casos, se toma más fuerza y se consigue que no salgan esos proyectos”.

 

Puntualizó a continuación que centraría su exposición en “las dos últimas grandes luchas que hemos sostenido desde el Foro: las escuelas fumigadas y la protección de los humedales, particularmente del Delta del Paraná”.

 

“Las escuelas fumigadas es algo contra lo que venimos luchando hace años, puntualmente contra el agronegocio, contra la aplicación de agrotóxicos. La acción judicial que realizamos llegó luego de muchos intentos de diálogo, de tratar de resolverlo de otras maneras”, señaló.

 

“A grandes rasgos, el proceso empezó en agosto de 2018 cuando presentamos un amparo ambiental, junto a AGMER, contra el gobierno de la provincia de Entre Ríos. Pedíamos distancias para las fumigaciones tanto terrestres como aéreas, de 1000 metros para fumigaciones terrestres y 3000 metros para aéreas. También se pedía que esté presente una barrera vegetal (de árboles) para proteger a las escuelas de estas aplicaciones. Se pidió, además, una vigilancia epidemiológica a niños, docentes y no docentes; y también que la dirección de hidráulica hiciera un análisis del agua, tanto de lluvia como la del consumo de estas escuelas”.

 

“La sentencia que tuvimos en octubre de 2018 fue favorable. En ella se dio lugar a las distancias de 1000 y 3000 metros y a la barrera vegetal. También se solicitó que se aplicaran los plaguicidas a contra turno o los fines de semana, es decir, solo en los momentos que los alumnos no estuvieran en las aulas”.

 

En este punto Lucía aclaró que las distancias a las que hace mención no fueron arbitrarias, sino que estaban justificadas: “Los 1000 metros estaban basados en el estudio científico de una investigadora de la Universidad de Río Cuarto que, por medio de diversos análisis lo que hacían era evaluar las distancias según las cuales fuera lo más seguro posible. Destacamos que estos 1000 metros tampoco son seguros 100% de que no vaya a pasar nada, pero es lo que se considera más seguro, dentro de todo”. “Los 3000 metros para fumigaciones aéreas ya están en nuestra Ley, que no es buena, pero una de las cosas que sí tiene buenas es esa, la de marcar los 3000 metros de distancia para las fumigaciones aéreas. Lo señala para los centros poblados, nosotros lo pedimos para las escuelas rurales”, explicó.

 

“Lo único que no se dio lugar en esta sentencia fue a la vigilancia epidemiológica (la idea era hacer análisis de orina, sangre y genéticos para ver si quienes asisten a la escuela tenían algún tipo de daño). El Juez consideró que estos chicos y chicas podían ya estar viviendo en zonas donde se podían haber aplicado las fumigaciones, entonces no se podía establecer una relación directa entre asistir a la escuela y que ese daño fuera debido a eso, en el caso de que hubiera daño”.

 

“Luego de ello, el gobierno provincial apeló esa sentencia. Fuimos al Superior Tribunal de Justicia, que nos dio la razón, por lo que seguían vigentes esas distancias. Una particularidad que tenía lo que había marcado la sentencia, era que para disminuir las distancias o cambiarlas tenían que estar de acuerdo todos los estamentos del Estado (Ambiente, Salud y Producción), y tenían que estar basados en estudios que se hicieran dentro esos estamentos, es decir, había que investigar y ver si, a menores distancias, se producía un efecto igual o menor a las distancias que nosotros sugeríamos” marca Lucía como dato importante a tener en cuenta.

 

“El 02 de enero de 2019 (cuando la Justicia estaba de receso) el gobernador sacó el Decreto 4407/18 (estaba firmado desde el 14 de diciembre, pero salió publicado recién el 02 de enero) que reducía las distancias a 100 y 500 metros, sumamente distintas a lo que decía la sentencia, y lo único que cambiaba es que pedían que se avise 48 hs. antes de realizar las fumigaciones”. “Nosotros, ante ese escenario, presentamos un amparo en febrero de 2019, por incumplimiento de la sentencia, ya que, como había dicho el Juez en su momento, para poder disminuir las distancias tenía que haber una justificación probada científicamente y claramente no había nada de eso. Cuando uno se ponía a ver el material que ofrecía el Gobierno no había tal justificación, mucho menos científica. Nunca se supo de dónde venían esos 100 y 500 metros de fumigación”.

 

“Ese amparo por incumplimiento de sentencia tuvo respuesta favorable, pero fue apelada por la provincia” narra Lucía con el fastidio propio de la burocracia que no termina, pero con la convicción de quien, de todos modos, seguirá luchando. “Volvimos a ir al Superior Tribunal de Justicia, volvieron a darnos la razón. Ya veníamos con muchas sentencias favorables. Esa sentencia anterior el gobierno la llevó a la Corte Suprema, que puede tomarse muchos años para resolver estos temas”.

 

“En agosto de 2019 volvieron a presentar un decreto —el 2239/19— que era muy parecido al de enero. Este Decreto ponía zonas de exclusión y áreas de restricción. Las zonas eran de 100 y 500 metros, en las que no se podía aplicar ningún tipo de plaguicida, y las áreas de restricción eran de 500 y 3000 metros, pero contándose a partir de los anteriores 100 y 500 metros. Es muy complejo entender. Señala así que en esas áreas de restricción se pueden aplicar plaguicidas de categorías de toxicidad 3 y 4 (es decir, se podría aplicar Glifosato entre los 500 y 3000 metros sin problemas). Esas categorías son recomendadas por la OMS y hacen referencia solamente a la toxicidad aguda, no crónica, con esto quiero decir que no se está evaluando el daño genético, por ejemplo”.

 

“Sumado a ese Decreto, el Gobernador sacó un proyecto de ley, que terminó siendo aprobado, para modificar la Ley de Procedimientos Institucionales, por lo que, al momento de ir al Superior Tribunal, en vez de ser juzgado por tres jueces idóneos en el tema, se pasa a ser juzgado por cinco jueces, no todos idóneos en el tema en cuestión”, apuntó Lucía y expresó que “aun así nosotros decidimos presentar un amparo de nulidad por este Decreto, ya que entendíamos que seguían incumpliendo las sentencias judiciales”. “La primera sentencia nos salió favorable, pero cuando se recurrió al Superior Tribunal, como sabíamos que iba a pasar, nos salió desfavorable, por lo que hoy en día se sigue aplicando el Decreto 2239/19. Recurrimos a la Corte Suprema y, como les mencionaba antes sobre sus tiempos, hace más de un año estamos esperando algún tipo de respuesta”.

 

“La situación actual: sigue en vigencia el Decreto 2239/19 y todavía esperamos de parte de la Corte Suprema el pedido de nulidad de este Decreto. Aun así seguimos luchando, sostenemos la ronda de los martes que hace más de dos años que venimos realizando con el apoyo de mucha gente, emocionan los niños que siempre están presentes, y es una lucha en la que seguimos” señaló Lucía para dar cierre a esta parte de su presentación, pero luego retomó para agregar esto que consideramos sumamente importante: “Cuando a los productores se les dijo que no podían aplicar agrotóxicos a estas distancias (1000 y 3000 metros) lo primero que se planteó fue ‘no podemos producir’, ‘nos están prohibiendo que produzcamos’, cuando en realidad no era así: se podía producir de otra manera. Y ese fue el mensaje que quedó: incentivar la agroecología. Fue entonces que nos dimos la tarea de enseñarles, mostrarles a los productores que se puede hacer de otra manera, que hay otro camino. Es algo que siempre planteamos en la ronda de los martes: mostrar que se puede producir sin agrotóxicos. Obviamente esta es una lucha latente y la seguimos llevando adelante, como parte de una lucha ya muy larga” dijo Lucía y agregó riendo un poco: “…yo suelo decir que tiene ya varios tomos”.

 

“La otra lucha, más reciente, de los humedales y del delta del Paraná, esto que tanto venimos viendo directamente en nuestras islas y en distintos lugares del país también, las quemas que se vienen realizando. Las imágenes en comparación de lo que es y lo que debería se son tristes” señaló la expositora compartiendo en la plataforma estas imágenes a las que hizo mención.

 

¿Cuál es la importancia de los humedales?, se planteó Lucía como para abordar el tema por lo fundamental, por aquello que cree conciencia y compromiso. “Los humedales sirven, principalmente, para mitigar el cambio climático. Lo que hacen es absorber los gases de efecto invernadero y nos dan oxígeno, funcionando como pulmones. Otra de las importancias de los humedales es que poseen una biodiversidad que es sumamente única y rica, hay especies que sólo están en esos ambientes. Habían mencionado en la charla anterior esto de que de niños nos enseñan de fauna de otros lugares y que no conocemos lo que hay en nuestra tierra… bueno, la fauna y flora de los humedales es única. Las aves, los mamíferos, reptiles, insectos… son únicos y debemos valorarlos y cuidarlos, además porque en estos lugares ellos encuentran refugio, comida de donde alimentarse, espacio donde reproducirse y eso es lo que les estamos quitando en este momento” enfatizó.

 

“Otro punto importante es que los humedales funcionan de reguladores de inundaciones, sequias y crecidas. Si mañana viniera una gran inundación sería muy complicado todo, porque no estaríamos teniendo estos árboles para que absorban el agua, para que regulen”.

 

“Desde el Foro Ecologista, al ver que se estaba prendiendo fuego todo, no podíamos quedarnos de brazos cruzados, entonces presentamos una acción que se llama litigio climático, que es por las generaciones futuras. Se presentó desde el Foro Ecologista junto con la Asociación Civil por la Justicia Ambiental y, como particularidad, se presentó también junto a niños y niñas representando a las generaciones futuras, porque es a ellos a quienes se les están destruyendo estos ecosistemas tan importantes”, destacó Lucía.

 

“Esta demanda se presentó contra Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires y el municipio de Victoria, básicamente por la falta de protección del Delta, por no hacer nada para protegerlo en todos estos años y particularmente en este momento. Lo que se pidió en esta acción judicial fue la declaración de Sujeto de Derecho del Delta del Paraná, la implementación de un ordenamiento territorial ambiental y un plan de regulación de uso de suelo” describió, para luego agregar que otra de las solicitudes fue la designación de un Guardián del Delta, que explicó que hacía referencia a la necesidad de conformar un comité interdisciplinario para evaluarlo, para protegerlo, ya que destacó que valoran mucho desde el Foro la participación ciudadana. “Otra cosa que veníamos pidiendo es la prohibición de cualquier actividad humana que dañe este ecosistema, ya sea terraplenes, agricultura, ganadería, desmontes”.

 

“La situación actual, que todos conocemos, es que el ecocidio sigue ocurriendo. Las llamas se van consumiendo las islas y se extienden a otras provincias incluso. La situación es terrible, muy fuerte y muy fea. Estimativamente se han quemado más de 100 mil hectáreas, solo de la parte del Delta de Entre Ríos. Seguimos aún a la espera de una resolución de la Corte Suprema, dado que, al implicar a varias provincias, era donde debíamos presentar nuestro reclamo”.

 

Para cerrar, Lucía volvió a señalar que en esta charla presentó solo dos de las muchas luchas que han llevado y llevan adelante, segura de que vendrán más, segura de que seguirán encarándolas con el mismo convencimiento y fuerza.

 

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