Las y los preceptores no ejercen ya la función más administrativa -hasta vinculada con la vigilancia- que tuvo su rol durante largos años en nuestro país, bajo la vigencia de otras matrices. Las luchas que encabezamos y los cambios a lo largo de las décadas le han dado a este cargo un perfil mucho más vinculado al acompañamiento de las trayectorias de las y los estudiantes, conservando la relevancia administrativa e institucional que ya tenía.

 

En nuestra realidad educativa actual, las y los preceptores son quienes comparten más tiempo continuo con nuestros estudiantes secundarios, dada la dispersión horaria e institucional de las y los docentes y la fragmentación edilicia que padecen nuestras escuelas.

 

Esa misma precariedad hace que, en más de una institución, las preceptoras y preceptores sean los únicos colaboradores de los directivos, asumiendo en más de una oportunidad las tareas que corresponderían a cargos que el Estado se sigue negando en crear.

 

Ese compromiso con nuestras escuelas, con las y los estudiantes, hace de estas y estos trabajadores de la educación figuras centrales de la Escuela Pública. Nunca está de más decir lo importantes que son para atender de inmediato situaciones de violencia, abuso u otros hechos problemáticos que atraviesan a nuestros gurises y gurisas. Ellas y ellos son casi siempre, quienes asisten inmediatamente en estos dolorosos casos.

 

¡¡¡Feliz día, preceptoras y preceptores!!!

 

#LaLuchaEnLaCalle #Agmer