Novedades / conmemoraciones /

La búsqueda de la libertad es al servicio y por el bien de los pueblos

Lejos del individualismo y las glorias, recordamos en San Martín a un prócer para el que la palabra libertad estaba íntimamente ligada a lo público, a la educación y formación de los pueblos. Porque los desafíos que enfrentó, hoy, 173 años después de su paso a la inmortalidad, siguen vigentes y amenazando nuestra patria, con falsas soluciones, desigualdad y propuestas de “sálvese quien pueda” bien lejanas a su legado.

 

   Conmemoramos este 17 de agosto el paso a la inmortalidad, en 1850, de José Francisco de San Martín; militar y político cuyas campañas revolucionarias fueron decisivas para la independencia de nuestro país, de Chile y Perú. Junto a Simón Bolívar, fue reconocido libertador de América por sus importantes contribuciones a la autodeterminación de una gran parte de la América española.

 

   San Martín nunca quiso el poder para él. Pudo tomarlo en Chile, apenas lo liberó en 1817, pero lo dejó en manos de Bernardo de O’higgins. Tuvo la posibilidad de reinar en Perú, no bien declaró su independencia, el 28 de julio de 1821, cuando lo nombraron protector. Pero no tardó en declinar el gobierno de ese país. Antes, les dio la libertad a todos los esclavos peruanos y abolió la mita, un sistema de trabajo que los españoles copiaron de la organización inca y aplicaron en condiciones que implicaron el exterminio de miles de personas.

 

   Cuando le faltó el apoyo del gobierno para continuar hacia el norte, hacia Colombia, la lucha contra los españoles, resignó el mando de su ejército y lo dejó en manos del venezolano Simón Bolívar. Volvió al país y partió a Europa con su hija Mercedes, en 1824. Regresó cinco años después, en 1829, pero encontró a la nación convulsionada en plena guerra civil entre unitarios y federales, después de la revolución en la que Lavalle había derrocado y fusilado a Manuel Dorrego. Otra vez, como en 1819, se negó a participar en las luchas entre hermanos y regresó a Europa, donde murió el 17 de agosto de 1850.

 

   San Martín empuñó las armas para darnos la libertad. Y nos dejó el mensaje de que, a través de la educación, podremos conservarla. A pesar de ser un militar de carrera, lo recordamos con las palabras que dirigió al Cabildo de Santiago de Chile, en 1818, rechazando los diez mil pesos que se le habían ofrecido para gastos de viaje:

 

«Y para que no se malogren del todo sus deseos, permítame que destine ese fondo a un establecimiento que haga honor a ese benemérito reino: la creación de una biblioteca nacional perpetuará para siempre la memoria de la municipalidad: la ilustración y fomento de las letras es la llave maestra que abre las puertas de la abundancia y hace felices a los pueblos; ese que ha sido la cuna de las ciencias ha sufrido el ominoso destino que le decretaron los tiranos para tener en cadenas los brillantes ingenios de ese país; yo deseo que todos se ilustren en los sagrados libros que forman la escuela de los hombres libres».

 

   Hoy, 173 años luego de su partida, es imperioso que busquemos en el legado de San Martin un insumo central para salir adelante ante semejante contexto, ante los terribles peligros q avizoramos. La educación y la ciencia no pueden estar en peligro, como tampoco las conquistas por las que nuestra nación lucha hace años y por las que tantas y tantos dieron su vida. Es menester que nos volvamos a nutrir de sus palabras y de la historia que nuestras y nuestros próceres nos legaron, porque tenemos mucho presente por delante; un presente que no admite ni un paso atrás sobre lo ya logrado para beneficio y grandeza de nuestra nación.

 

#LaLuchaEnLaCalle #Agmer 

 

Contacto

Debe ingresar todos los campos obligatorios!