Fueron secuestrados 10 estudiantes, de los cuales sólo cuatro sobrevivieron. Todos -menores de 18 años- fueron sometidos y torturados por grupos de tareas. Pablo Díaz, Emilce Moler, María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Francisco López Muntaner, Daniel A. Racero y Horacio Ungaro, Claudio de Acha, Gustavo Calotti y Patricia Miranda constituyen diez heridas abiertas en nuestra historia reciente, como ocurre con el millar de víctimas del Terrorismo de Estado.

Su compromiso con la realidad argentina no se agotó el día del secuestro, pues estas y estos estudiantes tenían una profunda participación realizando tareas de alfabetización, brindando ayuda en comedores y otras tantas actividades en las villas de ciudad de La Plata. Las y los sobrevivientes aportaron datos centrales en los juicios contra los responsables, pero también dieron testimonio de forma permanente, desde entonces, para fortalecer el debate sobre la Dictadura entre las y los argentinos.

El lema “los lápices siguen escribiendo” los recuerda y los sitúa en nuestro presente, es un episodio que muestra de cuerpo entero la crueldad de la Dictadura, el odio que sienten ciertos sectores por el compromiso social de nuestras y nuestros jóvenes, como también la vitalidad y la valentía de las y los estudiantes que se comprometieron en aquellos años.

Los Lápices siguen escribiendo en las calles, en nuestros cuerpos, en nuestras luchas. Siguen escribiendo, conmemorados en cada Congreso de AGMER, en nuestro gremio. Siguen presentes en cada marcha que rememora la histórica unión obrero-estudiantil. Siguen y seguirán escribiendo… Y sólo podrá ser así, si todos y todas los seguimos sosteniendo.

#LaLuchaEnLaCalle #Agmer #LaNocheDeLosLápices