La salud e higiene menstrual como factor de desigualdad: desde AGMER Tala acompañan una colecta para combatirla

La Seccional Tala de AGMER acompaña e impulsa una colecta de productos de gestión menstrual e higiene personal. Esta es la segunda entrega, dado que en la primera fueron muchas las personas que se registraron solicitando esta ayuda, por lo que nos sumamos difundiendo. Paquetes de toallitas higiénicas, jabón, algodón, cualquier producto de higiene personal que podamos donar sirve. También invitamos a conocer los precios que tienen hoy de estos productos que mes a mes las personas menstruantes debemos adquirir, y que están cada vez menos al alcance de las mayorías. Hablar y exponer estos temas no es “cosa de mujeres”. Es solidaridad, y nos corresponde ejercerla a todos y todas.

 

"Estamos para nosotres" es una iniciativa solidaria encarada en Rosario del Tala que tiene como objetivo facilitar el acceso a los productos de gestión menstrual en forma gratuita para aquellas personas que actualmente atraviesan dificultades económicas debido al aislamiento social, en lo que respecta a la coyuntura, pero también por la inflación y los altos costos de estos productos. Ni hablar para los docentes, con los sueldos congelados a diciembre de 2019. Sabemos que ningún paquete de toallitas sale hoy lo que entonces.

 

“Esta campaña se hizo ya en Santa Fe y de ahí la tomamos, la idea es brindar un aporte solidario teniendo en cuenta que, mayormente, somos las mujeres las que formamos parte del trabajo informal, que es lo que hoy está más afectado. Sabemos también lo que cuestan los productos en el mercado y que las economías familiares están más que resentidas. Los aportes que se brindan desde el Estado en esta emergencia apuntan a lo alimentario, y la salud menstrual queda desamparada” nos detalla Cynthya Holzweissig, quien junto a Cynthia Ibarra inició esta campaña. “El nosotres (utilizando el lenguaje inclusivo) nos parece fundamental porque pensamos en personas menstruantes: nos referimos a las mujeres y/o diversidades, que muchas veces no son tenidas en cuenta”.

 

La menstruación como una cuestión política

“Queremos instalar el tema de la menstruación como algo político, enmarcado en la ESI, en los derechos que se han conquistado para las diversidades sexuales y para todos y todas, y más aun siendo nosotras docentes (de Historia y Artes Visuales) creemos que tenemos un deber de instalar estos temas en la comunidad para que dejen de ser tabú y se trasladen al plano de ver al otro, otra y sus necesidades básicas, que eso es lo que son”, narra Cynthya.

 

La campaña en su primera entrega se abasteció con donaciones de la comunidad y organizaciones sociales. Desde AGMER Tala se colaboró también y ayudaron a las organizadoras en la confección de un formulario en línea para que se registren quienes necesitaban la ayuda. “Cuando hicimos la primera entrega pedimos una serie de datos personales porque queríamos llevar un registro de a cuántas personas le íbamos a acercar la donación y cómo estaban compuestas las familias, para armar los combos. Pero fundamentalmente para conocer cuántas de esas personas que necesitan ayuda están escolarizadas, ya que estamos convencidas que de ese dato surge otro, de desigualdad, porque por falta de estos productos muchas veces se da el ausentismo escolar. Como docentes lo sabemos, y queremos actuar para evitar eso”. “Si en un futuro alguno de nuestros representantes se hace eco de nuestra campaña, tal vez se pueda avanzar en una Ley que se ocupe de entregar estos productos en forma gratuita a quienes lo necesitan”, se esperanza Cynthya.

 

En esta segunda instancia, han extendido la difusión y entregan planillas en físico a quienes van a retirar viandas de comida en comedores, dado que hay quienes no tienen acceso a la carga en línea. La idea, claramente, es llegar a cada vez más personas. “Tenemos en cuenta también que estos productos generan un impacto negativo en el ambiente, pero priorizamos en la urgencia de la necesidad que debemos atender hoy”, aclaran las organizadoras.

 

Qué donar

Básicamente, productos de higiene menstrual (toallitas, protectores, tampones, copas), pero también se reciben jabones de tocador, jabón blanco, pasta dental, shampoo, crema de enjuague, talco, crema para pezones, papel higiénico, protectores mamarios, maquinitas de afeitar, y todo lo que se pueda que creamos que puede sumar.

 

¿Y si nos informamos?

Se estima que somos mil ochocientos millones personas menstruantes alrededor del mundo.

Sin embargo, aun cuando la menstruación es una situación biológica inevitable para la mitad de la población, no se contemplan los productos de higiene menstrual como productos necesarios.

 

Sumamos a esto los tabúes asociados a la menstruación. Nos han enseñado -desde pequeñas- a hacer como si no pasara nada, a asumir que “es nuestro problema”. ¿Cuántas de nosotras no tuvimos miedo de mancharnos en nuestras escuelas y/o trabajos y le dijimos a nuestra amiga en secreto “me voy a parar y te fijas si me manché”? ¿Cuántas de nosotras fuimos juzgadas por tener “mal carácter” por estar en “nuestros días”? ¿Cuántas de nosotras en los baños públicos intentamos hacer el menor ruido cuando abríamos la toalla para que nadie se diera cuenta?


Así como la pandemia nos afecta a todos y todas, la menstruación es parte de la vida de las mujeres, niñas, personas no binarias y hombres transgéro en todo el mundo. El silencio en torno al tema nos ha limitado a las personas menstruantes la capacidad de vivir en la sociedad de una manera igualitaria.

 

La pobreza menstrual refiere la falta de acceso a los productos de higiene femenina. Por su parte, UNICEF ha definido la correcta implementación de higiene menstrual estableciendo que para ella se requiere el uso de material limpio para absorber o recolectar material menstrual y que pueda ser cambiado en tiempo y forma, de manera privada con acceso a jabón y agua para higienizar el cuerpo y lugares propicios para el desecho de los materiales utilizados. Es decir, que la pobreza menstrual es el término que engloba no sólo la falta de acceso a productos de higiene femenina, sino también, la dificultad de acceso a las instalaciones necesarias para higienizarse correctamente durante el período que dure su menstruación

 

El diálogo sobre la pobreza menstrual tiene como uno de sus objetivos reducir el estigma y difundir una educación adecuada sobre la menstruación.

 

La igualdad de género no se logrará a menos de que se aborde la salud menstrual a través de políticas públicas y financiación apropiadas. Es inconcebible que un proceso fisiológico por el que todas las mujeres atravesamos sea ignorado en la agenda pública, y que su atención se deje, una vez más, al ámbito privado. Debe ser imperativo que los estados garanticen la posibilidad de vivir una menstruación de forma higiénica, íntima, cómoda, segura y digna.

 

 

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