“Hace 46 años salimos como locas, como nos llamaron. Locas de dolor, de rabia, de impotencia; porque nos arrancaron lo más preciado que tiene una mujer, que es un hijo”, narraba Taty en el encuentro realizado el pasado mes de abril, cuando se conmemoraron 46 años del comienzo de la lucha de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, institución que integra desde su inicio.

 

Nacida un día como hoy, pero de 1930 en el barrio porteño de Belgrano, Taty estudió magisterio en la Escuela Normal Superior Nº 7 de Almagro, y ejerció la docencia algunos años, ámbito en el que conoció a quien fuera su esposo, Jorge Almeida, también docente, con quien tuvo a sus dos hijos: Jorge y Alejandro y a su hija Fabiana.

 

Pero la vida de Taty daría un vuelco a partir del secuestro y la desaparición de Alejandro, de 20 años, el 17 de junio de 1975. Recién al año siguiente, y luego de golpear mil puertas sin respuesta alguna, se acerca a Madres y comienza allí su tenaz camino en la lucha por los Derechos Humanos, la Memoria, la Verdad y la Justicia. “Éramos 14 mujeres que, pese a la vigencia del estado de sitio, nos reuníamos en Plaza de Mayo con la convicción de que por separado no íbamos a lograr nada”, manifiesta con claridad.

 

Alejandro Martín Almeida

“Esperame que ya vengo” fue lo último que Taty escuchó decir a Alejandro el 17 de junio de 1975. Él cursaba primer año de Medicina en la UBA y trabajaba en la agencia de noticias Télam. Aquella mañana le avisó a su madre que, como al día siguiente tendría parcial, no iría a trabajar. No volvieron a verlo.

 

Taty inicialmente recurrió a todo el entorno familiar ligado a los militares, debido a la desconfianza hacia el gobierno. Incluso en el 76’, ya producido el golpe de Estado, creyó que podría saber del paradero de su hijo, pero ninguno de los militares que su familia conocía le ofreció ayuda en la búsqueda.

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Taty desconocía el compromiso militante de su hijo hasta que, buscando entre sus papeles, descubrió una agenda que le reveló su participación activa en el ERP. En esta agenda, encontró las poesías que Alejandro había escrito. Veinte años le alcanzaron para escribir sobre el amor, la muerte, la amistad, el compromiso militante, la represión, los hombres grises, los masacrados en Trelew, entre tantas otras cosas. Uno de los poemas estaba destinado a ella en caso de que algo le sucediera.

 

Para esta Madre, descubrir la militancia de su hijo fue un motivo de orgullo. Alejandro forma parte de los 2000 detenidos desaparecidos antes del inicio del gobierno militar, víctima de la Triple A. Dirá Taty al respecto: “Hay que recordar y remarcar que ese horror del terrorismo desde el Estado no empieza en el ‘76 sino en un gobierno constitucional, aunque, yo digo, no democrático. Dado que entre el ‘74 y el ‘75 hay 2 mil detenidos desaparecidos y asesinados; y de los 600 centros clandestinos que hubo en dictadura, 3 ya funcionaban en 1975. Obviamente que después del golpe ya es un plan perfectamente organizado".

 

 

Como la mayoría de Madres y Abuelas, Taty carga sobre sus hombros años y años de camino, lucha y tesón encarando una batalla sin pausa contra el negacionismo, por mantener viva y en pie la Memoria, y peleando por Justicia. Con 93 años, con casi cinco décadas de marcha y vigencia, Taty reconoce: “A pesar de que quedamos muy pocas Madres y Abuelas, estamos tranquilas, porque la posta la están recibiendo los jóvenes (…) y ellos son los que van a continuar cuando ya no estemos”.

 

Desde La Lucha en la Calle saludamos y abrazamos a Taty en este cumpleaños, en su vida de incansable lucha; y le aseguramos que sí, que acá estaremos, y que por Memoria, Verdad y Justicia seguiremos dando todas las batallas que haya que dar.

 

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