Veintidós años después de aquel diciembre hirviente, las calles nos vuelven a convocar como escenario de respuesta ante el ajuste pagado por las y los mismos de siempre. No la casta, no los poderosos, no los que tienen la sartén por el mango. No, el ajuste comenzó a caer con clarita fuerza sobre las y los trabajadores. Que no somos ñoquis, que no somos parásitos, que no somos ladrones… pero que pagamos igual.

Ahí se nos van los aumentos conseguidos, la mesa navideña digna de trabajadoras y trabajadores… pero también la mesa de todos los días; y el alquiler, y las vacaciones y el futuro. Y por eso este 20 de diciembre se nos pega en la piel como pocas veces antes desde entonces. Y saldremos a las calles, claro que si. Porque es en las calles donde forjamos nuestra historia de lucha desde su mismo nacimiento. Porque no vamos a retroceder en lo conseguido, porque queremos más concursos, y más cargos, y más horas… pero antes de todo eso queremos -y debemos- poder comer y alimentar a las y los nuestros. Con la dignidad de nuestro trabajo y al cobijo de la Escuela Pública.

Diciembre de 2001 para algunos no es ni una clase en las materias de la escuela; pero para nosotras y nosotros, que no nos lo tienen que contar porque lo vivimos, es apenas abrir y cerrar los ojos y ahí está: vivo y latente. Y por eso sabemos muy bien que ahí no volvemos nunca más.

Por Memoria. Por las y los muertos de las jornadas de Diciembre de 2001. Porque tenemos bien claro quién llora esos muertos. Por Romina, Eloísa, José Daniel y Pocho. Porque AL AJUSTE NO LO PAGA EL PUEBLO NUNCA MÁS.

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