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“No dejamos a los niños salir a la calle a jugar porque es peligroso. Yo creo que es peligroso porque no hay niños jugando”

Francesco Tonucci es un pensador, pedagogo, investigador y dibujante italiano, mundialmente conocido por defender la importancia que deben tener los niños en la organización y la vida de las ciudades. Como profesor realiza un aporte crítico al sistema educativo actual y propone una visión desde donde modificarlo a favor de los niños, partiendo de la premisa de escucharlos, comprenderlos y respetarlos. Frato (tal es su apodo como dibujante) estuvo en Santa Fe, hacia donde fuimos para escucharlo y pedirle su mensaje para los docentes entrerrianos.

 

Francesco Tonucci (Fano, Italia, 1941) estuvo en horas de la tarde de ayer -martes 16- en la ciudad de Santa Fe, participando del foro “Santa Fe debate ideas”, ciclo de análisis y reflexión que involucra a grandes figuras del pensamiento político e intelectual. Modificado el lugar de convocatoria propuesto inicialmente por la gran respuesta del público, finalmente el salón de la Escuela Normal fue el escenario, colmado de docentes y oyentes en general que se congregaron a participar del encuentro.

 

En este caso la invitación al pedagogo italiano se enmarcó bajo la denominación “La ciudad de las niñas y los niños”, objeto de estudio que ha sido eje del trabajo e investigaciones de Tonucci a lo largo de su vida, a punto tal que en 1991 puso en marcha en Fano, su ciudad natal, el proyecto “La ciudad de los niños” que situaba a los más pequeños como protagonistas al planificar la ciudad.

En este sentido, Tonucci desarrolló su planteo acerca de que muchas veces una buena ciudad se considera de este modo por lo mucho que ofrece: “Como un pacto electoral de  'votame, que yo resuelvo tus problemas” señaló, agregando que, de este modo, los electores delegan a la política resolver sus problemas. “Este es, para mí, un proceso débil. La ciudad que prefiero es una que permita mucho en lugar de ofrecer mucho. El pacto con el ciudadano es distinto: tenemos problemas, tenemos  que afrontarlos y solucionarlos juntos. Allí, entonces, comenzamos a conjugar el verbo 'dejar' en distintos aspectos, pero más que nada en uno (que para mí es fundamental): dejar que los niños salgan. A la calle, al espacio público. No a la plaza sino a la calle. A interactuar”.

 

Seguridad - Inseguridad… ¡La respuesta son los niños en la calle!

 

Francesco asegura que si el espacio público se privatiza se hace peligroso. Por el contrario, si se ocupa, se hace público, se llena de gente y ya no está vacío, es ahí que deja de ser alarmante y se vuelve muy difícil para un delincuente actual en él. “El delincuente actúa bien en la soledad, el oscuro, el abandono. Donde hay gente que se ocupa, que participa, que se involucra, que está atenta… es muy complicado” manifestó, agregando que, en este sentido, “los niños en la calle con sus padres son un hecho privado mientras que los niños solos son un hecho público que nos obliga a hacernos cargo. Esto crea un ambiente atento y partícipe, por lo tanto sostengo que una ciudad que consiga tener a los niños en la calle es una ciudad que ha logrado algo”.  

 

Visión educativa

 

Según Francesco Tonucci es necesario pensar una nueva escuela, y esa nueva escuela debe necesariamente partir de escuchar a los niños. Propone hacer ese ejercicio del que, asegura, saldrán respuestas y opciones muchas de las cuales ni siquiera las pensamos.

“En la experiencia escolar se dejan afuera a los niños y las niñas y solo entran alumnos y alumnas. Esto no puede pensarse así. La Convención de los Derechos del Niño plantea que el objeto de la escuela es desarrollar capacidades y potencialidades hasta el máximo nivel… y ahí nos preguntamos ¿desarrolla e incentiva hoy la escuela las potencialidades de todos los niños?; ¿se contempla la diversidad?; ¿se contempla la diferencia?

En este sentido el pedagogo discrepa con la idea de aula y lo que significa para los niños el estar quieto, el “acomodar la cabeza” para que, de un momento a otro, salga un docente con el mundo que venía desarrollando, y entre otro con un universo completamente distinto con sólo el sonido de una campana. Propone para ello otra disposición de los espacios y un reordenamiento de los tiempos entre el desarrollo de una materia y la siguiente: “Considero que tenemos que pensar escuelas más a la medida de estos niños… por ejemplo, que no halla aulas, que existan talleres y laboratorios adaptados a cada materia, con los materiales propios… y saliendo de allí (hago notar el elemento físico: salir del lugar, transitar, dar un paseo hacia el otro espacio) llego a otro lugar profundamente distinto. Solo entrando ya uno empieza a pensar de otra manera. Esto es lo que para mí sería una escuela más cercana a los niños, más una escuela pública”.

 

30 años de la Convención de los Derechos del Niño:

hora de reivindicar los compromisos asumidos

 

Tonucci se refirió también a que la Convención de los Derechos del Niño cumple, en 2019, 30 años y “nadie la conoce”. “Esto es muy grave. El artículo 42 de esta norma dice que los Estados parte (los que se adhieren a la Convención) se comprometen a que los contenidos de la misma los sepan  ampliamente tanto adultos como niños; ¿y por qué los niños? para que protesten, para que los reivindiquen, para que denuncien a nosotros, los adultos, cuando no hemos cumplido. Está pronto a salir un nuevo libro que escribí para niños y niñas, se llamará “Manual de guerrilla urbana. Para niñas y niños que quieren conocer y defender sus derechos”. Un libro de lucha, porque considero que es una buena práctica educar a los niños a controlarnos a nosotros, los adultos; a reaccionar con nosotros, reivindicando el respeto de los compromisos que hemos asumido.


VIDEO: (3 minutos) Tonucci sobre “Manual de guerrilla urbana. Para niñas y niños que quieren conocer y defender sus derechos” https://www.youtube.com/watch?v=g1G3mB986Js


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