Entre el 8 y el 21 de septiembre de 1976 los estudiantes Francisco López Muntaner, Horacio Ungaro, Claudio de Acha, María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Daniel Racero, Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler fueron víctimas del terrorismo de Estado conducido por la Junta Militar desde marzo de ese año. Sólo cuatro de ellos sobrevivieron. En ese momento eran jóvenes que tenían entre 16 y 19 años y se caracterizaban por su compromiso social, por participar en distintas experiencias sociales y políticas.

 

Las escuelas fueron un blanco prioritario para la Dictadura, tal como lo blanqueaban en el nefasto y conocido documento “Subversión en el ámbito educativo. (Conozcamos a nuestro enemigo)” del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación de aquel entonces.

 

Este crimen fue uno de los miles que cometió la Dictadura cívico militar que tomó el poder en 1976, pero fue emblemático por algunas de sus características, entre ellas por la valentía de sus sobrevivientes para dar a conocer el caso desde los primeros meses de recuperación democrática. En muchos sentidos, fue un caso testigo para la sociedad argentina que debía asumir la reconstrucción de los hechos y la profundización de los debates públicos sobre aquellas políticas del terror.

 

Consciente del momento y de los peligros que vive nuestra democracia, la sobreviviente de la Noche de los Lápices Emilce Moler vive este año de une manera muy particular, pero con la misma firmeza de siempre: “Se han multiplicado las convocatorias: ahora ya no hay trabas geográficas, así que me piden un Zoom los estudiantes de Jujuy y los de Tierra del Fuego por igual. Como hicimos el 24 de marzo, que dijimos ‘no se marcha pero no se olvida’, acá también los chicos están trabajando muchísimo con los docentes sobre esta efeméride. Yo propicio el tema de que hay que cuidarse mucho, entonces les digo a los chicos que si valoramos la vida, si estamos haciendo homenaje a alguien a quien no dejaron vivir, no podemos ser nosotros inconscientes de nuestras propias vidas.”

 

Homenajeamos desde La lucha en la Calle a las y los jóvenes de la Noche de los lápices y a todos aquellos que militaron y militan hoy por una sociedad más justa, sobre todo quienes lo hacen desde la escuela.

 

No olivamos ni perdonamos y seguimos exigiendo la aparición con vida de los desaparecidos, así como el juicio y castigo para todos los responsables.

 

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