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Teatro Abierto: la cultura organizada respondiendo a la ferocidad de la dictadura
Hace 42 años más de 200 artistas inauguraron un ciclo teatral para festejar el arte y enfrentar la dictadura. 21 obras se presentaron integradas por grandes artistas de nuestro país hasta que el gobierno de facto respondió incendiando el espacio físico donde las mismas se llevaban a cabo. Fue la comunidad artística y la sociedad en su conjunto quienes, aunando esfuerzos volvieron a poner a Teatro Abierto de pie en menos de una semana. En el marco de conmemorar los 40 años de democracia, compartimos esta historia que refuerza la convicción por las cosas que debemos, entre todos y todas, luchar día a día por sostener.
En 1981, más de 200 artistas inauguran en la Capital Federal el ciclo “Teatro Abierto”. Fue una convocatoria teatral que presentó en esa oportunidad 21 obras en el Teatro Picadero. Las y los organizadores contaron con su propio esfuerzo y la colaboración de Argentores y la Asociación Argentina de Actores, expresamente las y los participantes cedieron a Teatro Libre lo que hubiesen cobrado por estas presentaciones y resolvieron que sólo el teatro recibiría una retribución. Los mil abonos que pusieron a la venta se agotaron casi de inmediato y el ciclo empezó el 28 de julio, a sala llena y en plena pesadilla de la Dictadura.
Entre quienes integraron aquella primera edición encontramos artistas como Pepe Soriano, Víctor Laplace, Leonor Manso, Luis Brandoni, Tina Serrano, Carlos Carella, Patricio Contreras, Ulises Dumont, Beatriz Matar, Arturo Bonín, Mirtha Busnelli, Villanueva Cosse, Cipe Lincovsky, Lucrecia Capello, Marta Bianchi, Rita Cortese, Juan Manuel Tenuta, Nora Cullen, Nelly Prono, Pepe Novoa, Juan Carlos Puppo, Márgara Alonso, Ingrid Pelicori, Raúl Rizzo, Manuel Callau, Salo Pasik, Hilda Bernard, Zelmar Gueñol, Roberto Castro, Omar Grasso, Griselda Gambaro, Jorge Petraglia, Carlos Somigliana, Raúl Serrano, Tato Pavolvsky, Roberto Cossa, Carlos Gandolfo, Diana Raznovich, Carlos Gorostiza, Alfredo Zemma, Osvaldo Bonet, Pacho O’Donnell, Aída Bornik, Carlos Catalano, Osvaldo Dragún, Villanueva Cosse.
El ciclo fue un éxito y, a su vez, una bocanada de aire fresco por aquellos años oscuros. El teatro, el arte, se mostró en ese momento como uno de los caminos para contrarrestar el peso del Terrorismo de Estado, para enfrentar la voracidad de la Dictadura y reunir a las y los argentinos en ese terrible momento.
Como respuesta a Teatro Abierto, el 6 de agosto la Dictadura incendió el teatro del Picadero. De inmediato, autores, autoras, actores, actrices, directores, directoras, público, vecinos y vecinas se fueron convocando en el lugar del atentado, comunicaron su tristeza y repudio, su rabia. Ahí mismo, casi 20 teatros ofrecieron sus instalaciones para que el Ciclo continuara, eligieron el teatro Tabaris ubicado en plena calle Corrientes.
Una semana después del atentado, Teatro Abierto reestrenó su programa en el Tabaris y, como recuerda Villanueva Cosse, dejó de ser de las y los organizadores para ser un proyecto de todos y todas: “del conjunto grupal y del público. Nos acunaron, nos protegieron. ¡Nos dieron un coraje! Habíamos tenido coraje teñido de inconsciencia y ahora era un coraje consciente.”
Las funciones debieron extenderse, la sala -de mayor capacidad que la del Picadero- debió sumar en cada función sillas y habilitar al público pasillos y escaleras, la prensa le dio la atención que había negado en los primeros días con críticas y promociones diarias, Teatro Abierto inspiró a que otras disciplinas hicieran lo mismo (como ocurrió con “Danza Abierta”). Finalmente, el ciclo se extendió y replicó durante varios años, llevando arte, libertad y democracia a toda la población.
Su última edición fue en 1983 bajo el lema “Por un teatro popular sin censura” y la función final fue el 9 de diciembre, horas antes de la asunción presidencial.
Está claro que Teatro Abierto trascendió sus objetivos iniciales y que siguió actuando más allá de haber bajado el telón hace 40 años. Confirmó que el arte es político, que es social, que es parte central de nuestra identidad y de las soluciones a nuestros problemas como sociedad.
“Porque amamos dolorosamente a nuestro país y éste es el único homenaje que sabemos hacerle; y porque, por encima de todas las razones, nos sentimos felices de estar juntos”, decía el breve discurso inaugural leído hace 42 años en el teatro Picadero y escrito por Carlos Somigliana –artista homenajeado en la película “Argentina 1985”– ante una sala llena y un país aún secuestrado por la Dictadura.
En este 2023, que conmemoramos los 40 años de democracia en nuestro país, nos parece fundamental destacar estas experiencias de resistencia y lucha desde la cultura; experiencias que cimentaron el camino hacia nuestra democracia y que han servido de mojón para acciones como las que hoy se refuerzan con “Teatro por la Identidad” o el ciclo que “Títeres x 2” que desde nuestro gremio solemos llevar a actividades y escuelas. La democracia se sostiene y refuerza, también, desde la cultura, y la memoria es el ejercicio que nos debemos constantemente para sostenerla. Por más cultura, por más teatro, por más voces por la Memoria, la Verdad y la Justicia. Por más democracia. Siempre.
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