Un 02 de julio de 1948 se sanciona la Ley de Arrendamientos y Aparcerías Rurales que posibilitó que los pequeños arrendatarios accedieran a la propiedad de la tierra. Los primeros beneficiados con esa normativa fueron 78.000 pequeños productores. En esos años, las cooperativas agrarias tenían fuerte presencia y se convirtieron en un pilar en el desarrollo del campo.

 

Sin embargo en nuestro país, desde sus comienzos, se ha dado un proceso de concentración y extranjerización de la tierra que nada favorece a una agricultura “nacional”. En la Argentina, casi el 1% de los dueños de las grandes extensiones productivas maneja casi un tercio del total del territorio, mientras que el 66% restante se reparte entre el 99% de propietarios.

 

Esta realidad, asociada al actual modelo productivo agrícola, basado en un paquete tecnológico de semillas patentadas e insumos químicos provistos por empresas transnacionales, con un gran costo económico y un grave impacto en el ambiente y la salud pública, pone en cuestión la existencia de una verdadera agricultura nacional.

 

El año pasado desde La Lucha en la Calle compartimos imágenes e historia de la Escuela Agrotécnica Nº 2 "Florencio Molina Campos" de Federal. Narramos entonces la importancia de una institución de su tipo en las y los jóvenes del departamento, reflejamos la pertenencia de las y los alumnos con el estudio, pero por sobre todo, con las tareas de huerta, siembra y cría y cuidado de animales. Contamos a su vez lo chica que ha quedado la edificación respecto a la matrícula, y vimos otra vez la falta de inversión en aquello que este 02 de julio se conmemora: cimentar las bases de nuestra agricultura nacional.

 

Como docentes estos recordatorios no pueden pasarnos por alto. Conocer la extensión geográfica, suelos y recursos de nuestro país debe ir de la mano del conocimiento acerca de en manos de quién están esos suelos, y para qué se usa el producido. Y dónde. Solo tomando conocimiento de quiénes y cómo trabajan nuestra tierra y para beneficio de cuántos, podremos revertir la realidad que no nos es favorable a las y los trabajadores.  

 

“El desafío es generar políticas públicas para las generaciones que vienen. La situación ambiental realmente no da más. Por eso desde mi lugar lo que puedo decir es que hay otras formas de producción. Los productores y los agrónomos deben volver a relacionarse con la tierra, con el trabajo con la tierra”

 

Damián Marino. Científico del Centro de Investigaciones del Medioambiente, organismo de doble dependencia entre la Universidad Nacional de La Plata y el CONICET

 

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